viernes, marzo 27

02 Mala idea

FECHA GALÁCTICA: 24 de marzo de 3301

El comandante Nebula se retrasa. Hace varios días que estamos esperando en el sistema, y cada hora que pasamos ociosos es dinero perdido. Nakamura ya ha comentado en dos ocasiones que abandonemos la idea y sigamos por nuestra cuenta, vendamos el cargamento y volvamos al sistema después de terminar el trabajo. Pero he cerrado un trato con ese comandante y le dije que tenía tiempo para preparar su nave adecuadamente para el trabajo… así que le daré un par de días más. Consultando el mapa galáctico, me detengo en el sistema Trella.

Subteniente, ¿y si mientras tanto nos acercamos a Trella? Está a un par de saltos de aquí  y tiene un anillo que está siendo usado como explotación minera… seguro que no les viene mal una nave como la nuestra de ángel de la guarda... y sacaremos unos cuantos cientos de miles en recompensas. Además aún tenemos que probar nuestro flamante escáner de confirmación de eliminación para certificar nuestras víctimas en otras jurisdicciones…

Con eso conseguiré aplacar los malos humos de mi primer oficial, pienso satisfecho. Pero la joven me mira alzando una ceja, y susurra como para sí:

- Mazui kangae.
- Disculpe, subteniente, mi japonés está algo oxidado…
- Con el debido respeto, me parece mala idea.
Mmmm… ¿puede ser más explícita?
- Llevamos la bodega llena de una carga muy valiosa. Los eventuales piratas con los que nos crucemos arriesgarán más para conseguirla. Además nuestra nave será menos maniobrable. Demasiado riesgo, si algo saliera mal, podríamos perder muchos créditos.

Debo reconocer que los razonamientos de Nakamura son correctos. Chica lista. Supongo que por algo la tengo en mi tripulación. No obstante, debo imponer mi criterio:

- Exageraciones. La “Audaz” es una de las naves más rápidas y maniobrables de su clase, podremos escapar de cualquiera que nos ataque. Además, no estaremos solos, Trella está bajo la jurisdicción de la Federación y seguro que habrá naves de seguridad patrullando. Prepare la nave para zarpar.

Llegamos al sistema Trella sin otro contratiempo que la actitud distante de la primer oficial. Maniobro la nave para poner rumbo al anillo del gigante gaseoso cercano y compruebo que hay un par de concentraciones de tráfico entrante y saliente que indican los puntos de extracción de recursos que andamos buscando: uno de ellos está en la cara oscura, ensombrecido por el planeta, y el otro está a punto de entrar en la zona de sombra. Eso son malas noticias. Si hay algo más peligroso que navegar por un anillo de alta densidad meteorítica, es hacerlo en la oscuridad. Los riesgos de colisión catastrófica se multiplican. Nakamura me lanza una mirada con las cejas en alto y los labios apretados, esperando una decisión.

- Ponga rumbo al más cercano, subteniente. Aún habrá luz durante media hora o más. Haremos una patrulla rápida hoy...

La "Audaz" llega al anillo en malas condiciones de luz
Los primeros minutos los dedicamos a escanear las naves presentes. Una enorme Lakon Type-9 escoltada por dos Sidewinder, y dos Asp solitarias se afanan con sus respectivos yacimientos. Las enormes rocas con vetas metálicas no se dejan desmenuzar fácilmente. Lo sé bien, pues en su día instalé en la nave una refinería y un láser minero con los que sacar créditos de la nada... hasta que el aburrimiento casi me vuelve loco. Una nueva señal me saca de mis recuerdos mineros.

- Una nave entrando en el sector, comandante.
- ¿Identificación, subteniente?.
- Imperial Clipper... vaya, es la primera vez que vemos uno de cerca.
- Computadora, información, Imperial Clipper.

La voz de la computadora nos ilustra con su impersonal y desapasionada voz:

Es una nave de propósito general, cuya masa suele rondar las 710 toneladas. Es muy rápida, con una velocidad máxima de 300 metros por segundo, o 380 con sobreimpulso. Es muy poco maniobrable, con un índice de 2 sobre 10. Anclajes de armamento: 2 medianos y 2 grandes. El índice de escudo es de 180. El de blindaje es de 270.

Trago saliva. Es muy grande, tiene más del doble de nuestra masa, y además es muy rápida. Y su armamento es considerable. Apunto los sensores hacia ella y espero con impaciencia el resultado hasta que aparece en el panel de objetivos: Rick Meyer, grado de combate espacial: Competente, afiliado a The Crimson Organisation, buscado, recompensa de 42.000 créditos. Con un vuelo indiferente, alejo a la "Audaz" prudentemente entre los asteroides mientras observo de lejos las evoluciones de la nave. Sus elegantes formas me hipnotizan. Se interna entre los asteroides como un tiburón buscando una presa y se aproxima a la enorme Lakon. En apenas un minuto ya ha comenzado el combate. Los dos Sidewinder de escolta se lanzan sobre el Imperial Clipper mientras la Lakon se aleja del asteroide y dispara su armamento en un vano intento de alejar al pirata. En la distancia, los láser y las explosiones mudas de la batalla parecen una extraña coreografía vanguardista.

Es nuestra oportunidad. Máxima potencia a impulsores, avante toda, desplegar anclajes de armamento. Sobreimpulso a motores. Activar escáner de confirmación de eliminación.

Las órdenes se suceden mientras nos aproximamos a la batalla. Uno de los Sidewinder expulsa gases al exterior, su casco perforado y girando sin control. Los escudos del pirata, sin embargo, han sufrido bastante y es vulnerable. Antes de disparar, compruebo en el panel de objetivos lo que ha revelado el nuevo escáner: ahora el montante asciende a 63.000 créditos. Vaya, parece que nuestro amigo ha cometido fechorías en otras jurisdicciones...

Los láser de la "Audaz" se activan y se mantienen fijos sobre el objetivo mientras maniobro para colocarme a popa. Uno, dos, tres segundos. Es lo que tarda su escudo en caer. Sin dejar de disparar los láser, sumo el cañón automático a la batería y ahora el casco de la nave enemiga comienza a verse salpicado de pequeñas explosiones. El Imperial Clipper trata de darse la vuelta para atacarme, pero es demasiado lento de maniobra. La batalla no es rápida, ni sencilla. El armamento de la nave enemiga es manifiestamente superior y nos vemos obligados a usar una de las células de recarga de escudos. Pero al final, es la "Audaz" la que se alza con la victoria y los restos de la antes preciosa nave pirata, ahora son chatarra flotando en el espacio. Acerco la nave a uno de los pedazos más grandes y activo las luces para observarla mejor.


De belleza a chatarra en unos pocos minutos...

Es una pena, una nave tan bonita... y ahora no es más que basura espacial. Debe costar un dineral. Y hablando de dinero...

- Bueno Nakamura, no está mal para empezar, ¿verdad?

La subteniente esboza media sonrisa y mira nerviosa alrededor. Nuevos contactos entrantes. Eso son posibles víctimas, me digo, y pongo rumbo de intercepción.

Durante los siguientes treinta minutos patrullamos de forma rutinaria destruyendo varios piratas más de menor entidad, lo que aumenta nuestra suma a unos 110.000 créditos en la jurisdicción Federal y local, más una fracción en las jurisdicciones de la Alianza y el Imperio. Y entonces ocurre.

- Your cargo is mine.

La voz suena chulesca en el panel de comunicaciones. ¿Pero qué...?, ¿de dónde han salido? Miro el panel y veo tres contactos en formación, muy cerca de nuestra nave. Tres Sidewinder, todos afiliados a The Crimson Organisation, que a estas alturas ya considero una banda local de piratas degenerados, y que por lo visto tampoco me tienen mucha simpatía desde que en menos de una hora he reventado un buen número de sus naves en este sector. "Que os den a todos", pienso en silencio mientras activo el sobreimpulso y comienzo a disparar sobre el primero de ellos. El combate se desarrolla en un cada vez más oscuro escenario. Pero lo que suponía sería una batalla rápida contra tres naves inferiores, se convierte en una pesadilla cuando durante las evoluciones de la refriega se les unen dos naves Eagle, para totalizar cinco naves contra nuestra Cobra. Nuestros escudos caen a pesar de las células de recarga y los primeros impactos en el casco van directos a la bodega: comenzamos a perder contenedores...

-¡Cagoensuput...!, ¡potencia máxima a impulsores, un tercio a sistemas!, ¡despliegue señuelos!...¡necesito más energía, maldita sea!

El ominoso sonido del crujido del cristal anuncia antes que la computadora que el ventanal del puente está dañado. Las grietas son perfectamente visibles y la posibilidad de que reviente es siempre aterradora. Destruido uno de los Sidewinder, y con los otros dos muy alejados ya, solo las dos Eagle están todavía a distancia de tiro y pronto quedarán atrás. Podría darme la vuelta y...

- Ni se le ocurra, comandante.

Nakamura parece mi maldita conciencia. Aprieto los dientes y asiento en silencio. Porque lleva razón.

- Trayectoria de escape. Activando motor de salto.

De camino al puesto avanzado Tito Colony, no hablamos. Revisando el manifiesto de carga, compruebo que se han perdido siete toneladas en total: 3 de ginebra de serpiente de Bast y 4 de esas hierbas de Vega. Probablemente más de 110.000 créditos. Mal negocio hemos hecho...

jueves, marzo 26

01 Los comienzos nunca son fáciles

FECHA GALÁCTICA: 20 de marzo de 3301

Una leve presión del pulgar y el cañón automático comienza a girar, cantando su stacatto. Los escudos de la Anaconda aún no se han vuelto a levantar y, además del castigo que recibe de las armas de mi Cobra, se ven converger sobre ella los rayos de varias naves más. Lobos acechando a un animal herido. Pero la Anaconda no es un cervatillo indefenso: sus armas siguen activas y vomitan megajulios de energía contra nosotros. Un resplandor a la derecha y, un instante después, la computadora de la nave genera digitalmente el sonido de la explosión que el vacío del espacio no permite escuchar. Una de las Eagle de la autoridad local acaba de explotar. Pero es demasiado tarde ya para la Anaconda. Centrando los láseres continuos sobre su planta de potencia, cual bisturí abriéndose paso en la carne, la “Audaz” gira orbitando la enorme nave pirata que expulsa metal fundido como si fuera sangre manando de la herida. Una pequeña explosión interna, y las armas de la poderosa nave enmudecen de repente. La Cobra del comandante Stanislav pasa entonces por su popa con los cuatro cañones automáticos escupiendo muerte, y luego, como a cámara lenta, un fogonazo ilumina el puente cuando la Anaconda estalla en mil pedazos.

Las fechorías de la nave pirata han terminado

- Good ’ne, mate… easy money don’t ya think?

La voz de Stanislav y su fuerte acento de raíces australianas, de la vieja Tierra, suena con cierta distorsión, sin duda por los asteroides del anillo en el que estamos. El panel de la computadora indica unos 55.000 créditos de recompensa y la subteniente Nakamura emite un gruñido de reproche: para mi copiloto, la temporal asociación de circunstancias con Stanislav solo significa menos dinero en nuestros bolsillos. Sin embargo yo sé que sin la experiencia del veterano cazarrecompensas y su Cobra habríamos tenido serias dificultades a pesar de la ayuda de las naves de seguridad local. Mi respuesta es rápida.

- Sure, commander. It’s been a good hunting. I’m low on ammo, though. I’ll call it a day. Fly safe.

Partimos cada uno por nuestro lado, con los asteroides pasando a pocos metros del casco mientras saco la nave del anillo a toda velocidad, donde varias naves mineras tratan de ganarse el sueldo pacíficamente, para dirigirme al único lugar habitado del sistema: un sencillo puesto avanzado minero situado en órbita de un gigante gaseoso a varios cientos de segundos luz de nuestra posición actual.

La imagen de la pantalla del monitor se detiene. Me gusta revisar las grabaciones de los combates durante las guardias, y estudiar las posibles mejoras que incorporar a la nave para hacerla más eficiente para el trabajo de un cazarrecompensas. Ese combate contra la Anaconda fue duro, pero salimos victoriosos. Sin embargo, me ronda la cabeza la idea de que el diseño de la Cobra Mk III de Faulcon deLacy no da mucho más de sí. Al fin y al cabo, no es una nave pensada para destacar en combate y durante unos instantes fantaseo con poder comprar una Fer-de-lance.


La "Audaz", una Faulcon deLacy Cobra Mk III
Mientras yo sueño despierto, Nakamura duerme. Seguro que ella sueña con ovejas eléctricas. 55.000 créditos. Hace unos meses eso era un mundo para nuestra economía, solo el que ha sufrido para conseguirlos desde unos inicios humildes lo sabe. Pienso en aquellos primeros días. El sonido de las teclas resuena en la silenciosa cabina y el expediente del comandante Nebula aparece en pantalla. Tiene una pequeña Eagle registrada a su nombre, recién estrenada. Grado de combate espacial: Casi Inofensivo. Experiencia militar en infantería y amplios conocimientos de armamento. Eso quizá sea útil más adelante…

Cuando decidí ampliar el negocio y buscar un socio dudé entre solicitar a la Federación de Pilotos a alguien experto y bien situado o a alguien que estuviera empezando. A la hora de tomar decisiones siempre es mejor ser el socio mayoritario, así que decidí en consecuencia y la federación me transmitió este expediente, entre otros. Ahora estamos esperando reunirnos con él, con la bodega llena de exóticos de Bast, Vega y Zeessze para que nos escolte a nuestro destino, a más de 150 años luz de distancia, donde transformaremos la carga en medio millón de créditos. Lo que no sé es cómo le voy a decir a Nakamura que el trato con Nebula también incluye cederle 4 toneladas de nuestro cargamento como pago por su trabajo… pero es que sé que el muchacho necesitará el dinero... los comienzos nunca son fáciles.