sábado, junio 25

32 Echando una mano

FECHA GALÁCTICA: 11 de junio de 3302

- Lo tengo en el punto de mira, comandante.

La voz de Nakamura suena neutra, desprovista de toda emoción. Sin girarme para verla, siento su mirada clavada en mi, esperando paciente mi respuesta.

- Fuego.

Mi respuesta también es mecánica. No en vano éste es el octavo (¿o es el noveno?) pirata al que nos enfrentamos en los últimos minutos en este peligroso lugar de extracción de recursos. El comandante Soo.Cool nos acompaña en su Vulture como otras veces, pero los enemigos se han vuelto más peligrosos últimamente: algunos de ellos han visitado a algún Ingeniero y nos sorprenden con armas modificadas que nos pueden llegar a poner en un serio aprieto. Así que a partir de ahora no voy a dar la orden de ataque hasta haber comprobado que el pirata vuela solo y que no hay otros enemigos a la vista. Cabe añadir que somos objetivo prioritario de cierta escoria de organización que opera en LHS 28 y podemos ser atacados en cualquier momento sin previo aviso. Nuestros escudos están al mínimo, y probablemente deberíamos tomarnos un tiempo para recargarlos debidamente, pero lo más probable es que la nave enemiga no tenga tiempo ni de responder al ataque combinado del comandante Soo.Cool y nuestra Corbeta federal.

Probando diferentes configuraciones de armamento en la Ares contra los piratas

La Python enemiga pierde el escudo en la primera andanada de la Ares, y cuando la Vulture del comandante Soo.Cool cae sobre ella, sus disparos ya impactan directamente en el casco de la nave pirata. Cuando nuestra batería combinada de cañones abre fuego, la Python enemiga explota en una nube de fragmentos y una bola de fuego, que se apaga en un instante al consumirse completamente en una fracción de segundo el oxígeno de su interior.

La mejor parte del valor es la prudencia, o eso escribió un tal Shakespeare...

- Comandante, una Anaconda buscada entrando en el anillo -interviene Björnsson. Recompensa... 124.000 créditos. Letal.
- La mejor parte del valor es la prudencia, así que voy a mantener la distancia, chicos. Tenemos los escudos al mínimo -respondo de inmediato. Informad al comandante Soo.Cool de nuestra situación táctica.

Nuestro aliado cazarrecompensas está en una situación similar, con sus escudos por debajo del 50%, así que se pega a nosotros como una lapa mientras aprovechamos la coyuntura para recoger los materiales que ha dejado desperdigados entre las rocas el último pirata. Y es que hemos equipado a la Ares con drones y un programador de recolección para facilitar la tarea de recogida de materiales, que luego necesitaremos para las mejoras que queremos que los Ingenieros realicen en las diferentes naves de nuestra flota. Y en ello estamos cuando recibimos un mensaje.

Ahora, además de combatir, ejercemos de basureros espaciales.

- Comandante, comunicación del comandante Zaroca, lo paso a su holopantalla.

Normalmente me refiero a los súbditos del imperio como "sucios esclavistas" en tono jocoso, pero el comandante Zaroca, un viejo colega, pertenece a los Agentes Libres de Aisling, que son manifiestamente opuestos a la esclavitud, por lo que en este caso mi saludo es distinto.

- ¡Ey!, ¿qué pasa, pedante imperialista?
- ¡Hola comandante Escorpión! Tú siempre tan simpático... -Zaroca tiene un gran sentido del humor, ni yo soy capaz de enfadarlo.
- Simpático es mi segundo nombre. Bueno, dejémonos de cumplidos, ¿qué te cuentas?
- ¿Recuerdas a Orion3z, el explorador?, pues quiere marcarse una gesta histórica y ser el primero en ir más allá de Beagle Point.
- ¡Más allá de Beagle Point... la leche! Eso es todo un paseo, espero que tu compañero tenga suerte -sé que Orion3z también pertenece a los ALA.
- El caso es que no le vendría mal un poco de ayuda para recolectar Polonio y otros materiales para mejorar la capacidad de salto si fuera necesario... -dice Zaroca dejando en el aire esta últimas frase.

Cuando un camarada pide ayuda, algunos tipos de según que códigos morales no tienen elección alguna: deben acudir a la llamada.

- Contad conmigo. ¿Cuándo y dónde?
- ¡Estupendo! Pues... Orion3z está ahora mismo por el sistema Algol... -en su tono detecto que duda de si podremos ayudar con tanta premura.
- Llegaré en unos minutos, en cuanto atraque la Ares y saque del hangar la Anaconda. Estoy solo a un par de saltos si voy en ella.
- Recibido, te pondré en contacto con Orion3z.
- Buen vuelo comandante Zaroca.
- ¡Lo mismo digo comandante Escorpión!

El comandante Orion3z requiere materiales para su viaje de exploración más allá de Beagle Point, al otro extremo de la galaxia. Su intención es ser el primero en llegar a un punto aún más alejado que el mítico planeta situado a más de 65.000 años luz, que tan famoso se ha hecho por la expedición Distant Worlds de hace tan solo unos meses. La tarea no es sencilla, pues quizá requiera aumentar y mejorar las capacidades de salto de la nave mediante las modificaciones que pueden realizar algunos ingenieros, y además hacer acopio de materiales que permitan sintetizar el combustible especial que permite incrementar aún más la capacidad de salto en momentos puntuales. La idea es que exploremos junto a Orion3z la superficie de los planetas adecuados y cuando encontremos yacimientos le avisemos para que los recolecte.

Embarcamos en la Atenea para ir al sistema Algol, donde nos espera Orion3z

Tras informar al comandante Soo.Cool de que debemos dar por terminada nuestra patrulla de combate por el anillo, cambiamos la Ares por la Atenea y salimos de Flade Enterprise con rumbo a Algol, donde nos encontramos con Orion3z en plena faena.

- ¡Saludos comandante Escorpión, y gracias por la ayuda!
- No hay de qué, camarada. Toda ayuda será poca para la empresa en la que te embarcas -respondo sinceramente.

El encuentro entre Orion3z y yo mismo se produce junto a la Atenea

Nos vemos cara a cara en nuestros VRS cuando desciendo de la Anaconda y conpruebo que no ha traído su propia Anaconda, la famosa Anacachonda, sino que ha venido en la Ocaso, una Python multipropósito. Y así, durante las siguientes horas recorremos juntos la rocosa superficie de Algol comentando anécdotas y recogiendo materiales, tarea en la que Orion3z demuestra ser mucho más eficiente que yo, haciéndome dudar de que mi escasa ayuda realmente le sirva de algo. Pero bueno, al menos le hemos hecho compañía...

domingo, junio 12

31 Nuevos tripulantess para nuevas naves

FECHA GALÁCTICA: 4 de junio de 3302

La sargento Salazar y el subteniente Björnsson no podrían ser más diferentes. Y de pie una junto al otro en posición de firmes en el puente de mando de la Ares, las diferencias parecen abismales. La sargento es una mujer menuda, más baja incluso que Nakamura, de piel muy morena y cabeza afeitada con tatuajes tribales en el cuero cabelludo. De complexión delgada, uno diría que si llega a cincuenta kilos de peso será gracias a la pistola Colt Diplomat que cuelga de su cinto, algo por debajo de la cadera. Björnsson por contra es un maldito gigante peludo, blanco como la leche. Fácilmente alcanzará los dos metros de estatura y luce una barba pelirroja que lleva partida en dos trenzas cortas. Su complexión es más de oso que de humano: muestras de sobrepeso en la cintura, unos brazos que parecen muslos y muslos como troncos de roble. Los he estado observando al entrar mediante el reflejo del cristal de los ventanales del puente de mando, mientras finjo comprobar las lecturas de los sensores de la nave. Incluso el paso firme y decidido de Salazar contrasta con los andares desgarbados del subteniente de tamaño familiar.

- Descansen -ladra Nakamura con el ceño fruncido y cara de pocos amigos. Contraalmirante, son suyos.

Nakamura da un paso atrás y permanece a un lado con las manos a la espalda, observando, y yo me tomo mi tiempo en recorrer los metros que me separan de ellos desde el asiento del timonel, andando con parsimonia por el amplio puente de mando de la Corbeta federal hasta llegar a ellos.

- Bienvenidos a la Ares. He visto sus hojas de servicio y sé que tienen experiencia en navíos de esta eslora, y superiores, en el caso de la sargento Salazar.

La mujer, de unos cincuenta años, sonríe de medio lado con autosuficiencia. Ocho años de servicio en el Relentless, un crucero de batalla clase Farragut, la avalan.

La Ares, una Corbeta federal de los astilleros Core Dynamics
- Entran a formar parte de nuestra tripulación porque mi primer oficial -digo señalando a Nakamura fugazmente con mi mano izquierda, la palma extendida hacia arriba- les ha seleccionado cuidadosamente de entre un reducido número de candidatos. Esta Corbeta federal recientemente adquirida directamente a los astilleros de Core Dynamics, y una Anaconda de Faulcon deLacy serán las naves de nuestra pequeña flota en las que trabajarán permanentemente. Cuando mi primer oficial y yo volemos con las otras tres; una Asp Explorer, una Python y una Fer-de-Lance, ustedes permanecerán en la Anaconda o la Corbeta federal realizando las ingentes, y caras, tareas de mantenimiento que hemos comprobado que requieren estas naves tras cada periodo de servicio. De hecho, nuestra primera misión será realizar una puesta a punto de esta nave, a la que le faltan aún varios módulos  y sistemas de armamento que debemos adquirir para convertirla en una eficaz nave de combate.

Mientras hablo, camino por delante de ellos y me detengo delante de Björnsson mirándole a los ojos, levantando la cabeza hacia arriba inevitablemente. De hecho, dada mi estatura y la suya, la tengo que levantar mucho.

- Sus ocupaciones principales serán ingeniería y contramedidas -digo señalando a Salazar y Björnsson respectivamente-, mientras que Nakamura y yo nos encargamos del control de tiro y del timón. De momento, las autoridades no permiten que estas naves adquiridas por personal no militar transporten hangares de cazas, pero sabemos que la Federación de Pilotos trabaja para cambiar esas leyes y pronto podremos transportar un par de Condor, así que no se descarta que Nakamura o yo mismo abandonemos la nave temporalmente para combatir en un caza llegado el caso. Incluso Salazar es una piloto apta que podría manejar uno... así que deberán familiarizarse con todas las tareas que haya que realizar en esta nave.

Conforme avanza la charla de bienvenida, voy haciendo el ambiente más distendido, hasta finalizar con algunos comentarios jocosos que arrancan las risas de todos. Incluso Nakamura se permite sonreír. Parecen buenos profesionales, y creo que encajarán bien en el equipo.

Para evaluar a cada uno de ellos por separado en situación de combate, he pensado en hacer un par de patrullas con la Fer-de-Lance, llevando alternativamente a cada uno de ellos conmigo, para luego hacer una patrulla con la Ares con la tripulación completa.

El comandante Soo.Cool nos acompañará en nuestra patrulla

La Imparable es una nave potente, y Björnsson parece conocer bien sus características. La secuencia de arranque es impecable y mientras el gigante se encarga de ello, recibo un mensaje del comandante Soo.Cool, un cazarrecompensas local con el que hemos formado equipo más de una vez para hacer patrullas de limpieza. Tendremos compañero de patrulla, lo cual es excelente para practicar maniobras coordinadas.

Björnsson demuestra una agilidad sorprendente en el manejo de la distribución de energía y el control de las células de recarga de escudos, señuelos y eyectores térmicos. Incluso después de que el comandante Soo.Cool tenga que volver a la base para hacer reparaciones y volver a municionar su nave, nosotros permanecemos en el lugar de extracción de recursos peligroso sin problema alguno. Cuando volvemos a la base tenemos más de un millón en recompensas pendientes de cobro. Björnsson ha estado muy profesional.

La Imparable no deja atrás más que chatarra flotando inerte entre los asteroides

Es el turno de Salazar. La mujer no parece tan acostumbrada a una nave de estas características como Björnsson, pero también realiza la secuencia de arranque sin problemas. El comandante Soo.Cool no parece listo aún, así que salimos solos al lugar de extracción peligroso. Y durante un buen rato, destruimos varias naves pirata sin problema alguno. Pero luego...

- Clíper imperial entrando por nuestras 9, comandante. Se dirige a la T-9 que está trabajando en el asteroide que hemos dejado atrás.
- Recibido, Salazar. Selecciona el blanco, voy a encararla.
- Nave registrada a nombre de... Marne Beauchamp. Buscado en esta jurisdicción. Recompensa... ciento treinta mil créditos. Es Elite, comandante -la voz de Salazar se vuelve sombría al añadir la última palabra.
- No va a ser el primer Elite ni el último que tumbamos con la Imparable Salazar. Tranquilícese.

Como siempre, espero a que la nave pirata ataque a su presa y estén enzarzados en combate antes de saltar sobre ella con toda nuestra potencia de fuego. En la primera andanada los escudos de la nave enemiga bajan al mínimo y entonces, como era de esperar, cambia de objetivo y comienza a girar para centrarse en nosotros.

"UNDER ATTACK"

La voz de la computadora nos avisa de que estamos bajo ataque, pero el Clíper aún no ha terminado de girarse...

- Comandante, tres contactos en rojo en los sensores, ¡nos atacan por estribor!
- Pero ¡¿quién carajo...?! Inicio maniobras evasivas, un tercio de energía a escudos... ¡lanza señuelos!

Dos Viper Mk III y una Nave de asalto federal. Mala cosa. Sin duda pertenecen a la facción de piratas que opera en la zona: les hemos dado tanto castigo que ya nos tienen en su lista de "personas non gratas" y nos atacan en cuanto nos vean, y allá donde nos vean. Ellos seguramente también han estado esperando a que nosotros nos enzarcemos en combate para atacar.

- ¡Selecciona como objetivo a uno de los Viper y vamos por él!

Hago girar la nave y nos retorcemos una y otra vez para alejarnos del resto de enemigos mientras tratamos de mantenernos pegados a nuestro objetivo. No es fácil contra un Viper, pero la Imparable es ágil y rápida a pesar del grueso blindaje y refuerzos de casco instalados. La nave enemiga explota y pasamos a la siguiente.

- Salazar, ¿estado?
- Consumidas una célula de escudo y activando la segunda. Dos eyectores térmicos empleados. Ningún daño hasta el momento comandante: los escudos aguantan.

Noto el sudor perlando mi frente, y con el zarandeo de los giros a alta G algunas gotas se desprenden de mi piel y flotan ingrávidas en el interior del casco y se pegan al visor. Sé que a ese ritmo los escudos terminarán cayendo, solo cabe esperar que el blindaje del casco aguante bien después de eso...

- ¡Comandante, sobrecalentamiento crítico, ya no quedan eyectores térmicos!
- ¡Lo sé, lo sé, activa la célula de todas formas!

El segundo Viper ha caído, pero ahora nos estamos friendo. El fuego sostenido del armamento lleva a la nave a un sobrecalentamiento extremo y el uso de las células de recarga del escudo multiplica el efecto. De todas formas es la última célula...

- Hay que acabar con el Clíper imperial y podremos dejar atrás a la Nave de asalto y tratar de recargar escudos. Salazar, pasa energía a...
- ¡¡Cuidado, nos embisten!!

La Nave de asalto federal nos pasa por encima tras embestirnos por babor

Ruido de metal desgarrándose. Cristal astillado. Alarmas de colisión. Luces de emergencia. Sangre en la boca. Dolor sordo en el cuello. Mis sentidos lo registran todo a la vez, mezclado en una vorágine que no me permite discernir qué ocurre primero y qué ocurre después.

- ¡Joder, joder, joderjoderjoderJODERRR!
- Comandante, escudos inoperativos, daños en el casco, estamos... al 67%. Daños en la cúpula, creo que podemos...

¡Blam!, la salida explosiva del aire de la cabina arranca los cristales de la cúpula y los lanza al vacío del espacio en todas direcciones. El silencio lo invade todo y dejamos de escuchar los sonidos de los disparos, motores y explosiones simulados por la computadora. Ahora todo parece tranquilo, a pesar de que la batalla está en su punto álgido.

- ¡No nos va a destruir un puto zapato con alas! Salazar, toda la energía a armamento y motores, ahora la Nave de asalto federal tampoco tiene escudos... ¡vamos a freírla!

Concentrando el fuego de los cuatro láseres de rayo sobre el núcleo de energía de la nave enemiga, poco a poco va muriendo: sus disparos se hacen menos frecuentes y finalmente queda inerte flotando en el espacio en trayectoria de colisión con un asteroide. Ni siquiera me quedo a ver como se hace pedazos contra la roca: giramos para encarar el Clíper imperial, que ha recargado sus escudos al máximo y sigue castigando nuestro casco con sus dos láseres de pulsos grandes y sus dos multicañones medianos.

- Ese asteroide nos ha ahorrado trabajo... ¿estado de la nave Salazar?
- 40% del casco. Fallos en el acelerador de plasma y uno de los láseres de babor. Impulsores dañados. Oxígeno restante: 5:12 y bajando.

Salazar se mantiene tranquila. "Esta tía se ha visto en situaciones como esta en más de una ocasión", me digo a mi mismo. Tenemos aproximadamente tres minutos para reventar el Clíper imperial o no nos quedará tiempo para volver a la estación antes de que el depósito de aire de la nave deje de suministrar a nuestros trajes. Otra posibilidad sería escapar ahora, claro... pero ese no es mi estilo y Nakamura no está hoy aquí para ser mi conciencia.

- Toda la energía a armamento, Salazar, de todas formas no íbamos a poder escapar de un Clíper.
- Recibido, comandante. ¡Vamos a por él!

Concentramos el fuego en la última nave enemiga, con la ayuda de la T-9

El secreto para enfrentarse a un Clíper imperial es pegarse a ella como una lapa. El Clíper tiene los anclajes demasiado separados como para poder dispararte con toda su batería de armas si estás demasiado cerca. Y la Imparable es una nave muy ágil capaz de situarse en los ángulos ciegos con relativa facilidad. Además, la T-9 minera todavía sigue por la zona disparando al pirata cada vez que el combate nos lleva cerca de ella, lo cual ayuda un poco. Pero Marne Beauchamp es Elite en combate. Y eso cuenta.

Estar demasiado cerca también tiene sus desventajas. Especialmente cuando tus escudos se han colapsado y tu enemigo es el doble de grande que tú. Durante unos momentos el Clíper parece no ser capaz de contrarrestar nuestra táctica y sus escudos caen, pero entonces en la siguiente pasada que le hacemos realiza un giro brusco de alabeo y nos golpea fuertemente con su ala de babor, haciéndonos girar sin control.

- ¡Ja, ja, ja, ja!, ¡Voy a reventarte!

La voz del capitán de la nave pirata suena iracunda y desafiante en la radio, pero no nos intimida. ¿O sí?

- Casco al 26% comandante... oxígeno: 2:45 segundos.
- Está bien Salazar. Este es mi estilo. Todo o nada. Vas a aprenderlo de la manera más dura, por lo que se ve.

Apretando la mandíbula, nos lanzamos sobre el enemigo disparando con todo. Sorprendentemente, el acelerador de plasma y los cuatro láseres de rayo responden perfectamente sin ningún fallo. Impacto directo con todas las armas. Manteniendo pulsado el botón de disparo, orbitamos la nave enemiga usando los impulsores laterales, superiores e inferiores, manteniendo el fuego ignorando los avisos de exceso de temperatura. Temperatura 110%... 130%... 150%. Finalmente, la nave enemiga explota.

- ¡No es posible!

Las voz del pirata con sus últimas palabras ya no suena tan desafiante. Sin embargo, no podemos quedarnos a regocijarnos.

- Comandante, 24% de casco. Oxígeno: 2:14 segundos y bajando.
- ¡Replegando anclajes, energía a motores, postquemador!

Vamos bastante justos. Demasiado. Todo depende de que podamos salir del pozo gravitatorio del anillo de asteroides con rapidez para saltar a supercucero, que no nos intercepte nadie de camino a la estación, que podamos trazar una ruta óptima evitando lo máximo posible la gravedad del gigante gaseoso donde orbita Flade Enterprise, y que no fallemos en la aproximación final a la entrada. De lo contrario... una vez que se agote el oxígeno tendremos que usar las cápsulas de escape que nos inducirán un estado de coma mientras flotamos por el espacio a la espera de que alguien reciba la señal de balizamiento y nos recoja. No es que en este sistema no haya posibilidades de que nos recojan, pero la pérdida de la nave será un severo golpe para el bolsillo... y para el orgullo.

Hoy ha faltado poco... muy poco
Pero la suerte nos sonríe. Todo transcurre bien y con algo más de 30 segundos de oxígeno entramos en la estación espacial. Nunca el rótulo de "WELCOME" me ha parecido tan cálido al darme la bienvenida.

Las caras de Nakamura y Björnsson al vernos aterrizar con la nave hecha un desastre son de postal. Björnsson todavía tiene la boca abierta observando la nave cuando bajamos de ella. Al pasar a su lado, Salazar le da una palmada en el brazo y le dice:

- Mi vuelo ha sido más divertido que el tuyo, grandullón.

Ella también encajará en la tripulación perfectamente.